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SALVIA

(Salvia officinalis)

Características Botánicas: Crece en forma de matas, robusta y fibrosa. Posee tallo de sección cuadrangular del cual salen numerosas ramificaciones con hojas opuestas, ovaladas, espesas y rugosas, con bordes finamente dentados, recubiertos de pelusilla y de color verde ceniciento. Como todas las plantas de la familia Lamiaceae, se caracteriza por el alto contenido de aceites esenciales que les otorga su persistente aroma, que desprenderá al ser frotado.

Cuidados: Es una planta bastante rústica, que crece bien si se da a pleno sol. No toleran los climas demasiado fríos. Si bien soporta heladas leves, sobrevive con dificultad en zonas de inviernos muy fríos y largos. Agradece buena circulación de aire y suelos ligeramente calcáreos o arenosos. Cuando la planta es pequeña lo mejor es mantener el suelo húmedo, pero cuando crece se recomienda realizar un riego suave y ligero aunque frecuente, evitando encharcamientos.

Cosecha: Se puede realizar en la medida que se precise, conservando siempre material vegetal a modo que pueda seguir fotosintetizando y así generando más masa vegetal. Una vez finalizada la floración se recomienda realizar una poda o despunte haciendo durar más tiempo la planta, aunque no se recomienda hacerla durar más de 4-5 años debido a que comienza a degenerar sus características.

Usos: Su aroma tiene tonos amargos y sutilmente picantes. Entre las recetas que incluyen salvia, destacan las preparaciones donde se combina con pescados, pastas, queso parmesano, cordero y hongos. Es una de las aromáticas con más propiedades medicinales: antiséptica, antibacteriana, digestiva, expectorante, cicatrizante, tónica del sistema nervioso, antiespasmódica, antisudorífera, entre otras.